lunes, 29 de octubre de 2007

Trilogía, tripleta o "tres al hilo"

Antes de extenderme en esta publicación, me gustaría darles un consejo: Si va a estar de aniversario de pololeo y piensa celebrarlo, mejor no lo haga, menos se le ocurra planificarlo con meses de anticipación. Es por su salud ... lo pasará bien, lo más probable es que comerá, tomará y bailará bastante, pero le advierto: esas celebraciones tienen un efecto secundario bastante desagradable, llamado "gastritis aguda". Acabo de experimentarlo este fin de semana, terminamos re enfermos con mi pololo, y fue inevitable acordarme de mi amiga Coté (mi dupla en "cabras chicas gritonas", versión V Región) y de su pololo, que terminó con gastroenteritis aguda e internado en la clínica después que celebraron su aniversario de pololeo.

Estadísticamente no es muy representativo basarse en dos casos para elaborar una hipótesis. Pero ¿será una maldición de los aniversarios celebrados? ¿Será coincidencia? O como me dijo hoy una señora en un negocio de Playa Ancha (antes que casi me desmayara de la fatiga y la sed, por trabajólica) ... ¿"es un virus"?

Me quedaré para siempre con la interrogante, aunque hay algunas cosas de las que tengo mayor certeza, y es de eso que pienso escribir hoy.

Son 3 aspectos, que si bien se interrelacionan, perfiero relatarlos por separado.

1. Razones por las que me gusta mi trabajo

Hace meses atrás escribí respecto a las ventajas de NO tener pega. Ahora puedo escribir, con propiedad, sobre las ventajas de SÍ tener pega. Podría irme en todo un rollo existencial, de que me siento útil y productiva, autorrealizada y un aporte para la sociedad. Pero en realidad la mayor ventaja es que ganas plata; y cuando no tienes hijo(s), marido ni deudas, ni te piden que aportes en tu casa, todo queda para ti. Y te puedes comprar las cosas más entretenidas que siempre quisiste tener (desde un traje erótico de enfermera hasta una blusa XS ultra fashion glamorosa) o gastarla en lo que se te ocurra, sin ninguna culpa (como una entrada pa ver El Club de la Comedia en Viña), pues todo lo que gastes (y ahorres también), te lo ganaste con tu propio esfuerzo.

Pocas veces he escuchado a una persona decir que le gusta su trabajo (excepto los actores y músicos en las entrevistas), pero yo puedo decir con sinceridad que me gusta lo que hago, más que nada por las condiciones de trabajo:

a) Puedo ser bastante honesta con mi jefe y el coordinador del proyecto, al punto de decirles que no voy a hacer "X" cosa porque estoy chata o siento que he aportado bastante, o simplemente no tengo ganas de dedicarles toda la semana. También han tomado en cuenta mis opiniones, sugerencias o críticas, aunque me haya integrado recién hace 2 meses.

b) Trabajo sólo 2 días en terreno y una vez a la semana hay reunión, a la que no es obligación asistir. En esos 2 días de terreno, dependiendo de la etapa del proyecto en que estemos, puedes trabajar 3 u 8 horas. Al final nadie te exige que cumplas horarios ni días, sólo metas. Mientras visitemos a las 45 familias asignadas está todo bien. Y no pagan mal ...

c) Así como no hay horarios ni días, tampoco hay ropa formal. Te vistes como quieres y nadie te critica ... me cargan los uniformes y las imposiciones, por lo tanto estoy feliz. Lo mejor es que este trabajo me permite hacer otras cosas, como las entrevistas para la consultora de Stgo (y de paso ganar más plata)

d) Las visitas a terreno son tan relajadas y las familias son tan buena onda, que ya nos han regalado vasos de bebida (cuando andas horas y horas recorriendo casas, un vaso de lo que sea se agradece), helados de leche y pedazos de torta de frutilla. Las personas más pobres son las que más comparten lo poco y nada que tienen ... no como esas viejas cuicas que te invitan a tomar once y tienen todo medido y justo con una porción por persona.

e) Me encantan las guaguas, niños chicos y animales y en la segunda visita ya andaba tomando en brazos a guaguas risueñas, niños inquietos, perros, gatos y conejos. Si estuviera encerrada en una oficina o trabajara con otro tipo de gente eso sería imposible. A veces hasta se me olvida que ando trabajando.

2. Anécdotas de celulares

Hace casi 2 meses tengo celular nuevo. El anterior era tan antiguo que ya no lo venden (me duró 3 años y todavía estaba bueno). Al parecer todavía no me acostumbro mucho al nuevo teléfono, porque ya me han pasado 2 cosas:

a) El martes pasado iba caminando por Viña, camino a la reunión semanal de la pega, y comienzo a escuchar un celular con el ringtone de "Even Flow". Lo primero que pensé fue "Oh, que buena, alguien tiene un celular que suena igual al mío" ... más pava yo!!! era mi celular el que estaba sonando dentro de mi bolso, y no me había dado cuenta!!! Menos mal que alcancé a contestar, pero hay que ser "terrible´polla" (como diría el "terrible´ jefe") pa que te pase eso, jajaja. Es el colmo personalizar el celular y gastar $1.300 en un ringtone polifónico pa después no darte cuenta que es a ti que te están llamando por teléfono!!!

b) El viernes de la semana pasada tuve mi primera entrevista con un médico, para el estudio de la consultora de Stgo. Andaba con mi bolso nuevo, y empiezo a buscar mi celu en el bolsillo chico de atrás, mientras esperaba que el doctor me atendiera. No encontraba el teléfono y me empezó a dar la desesperación, básicamente porque aún no respaldo varios de los números nuevos (que son los más importantes) y porque me lo regaló mi pololo y todavía lo está pagando. Por las fotos y esas cosas no me urgí, porque las tengo respaldadas, y no había ninguna comprometedora. Hasta busqué debajo de los asientos o pensé que se me había caído en el colectivo, camino a la consulta, debido a mi manía de mandar mensajes de texto en cantidades industriales mientras ando en micro o colectivo (es que me aburro y el resto del día no tengo tiempo).

Ya fue tanto que se me ocurrió preguntarle a la señora que estaba sentada al lado mío si tenía saldo en su celu para llamarme a mí misma. Por último si alguien lo había encontrado, ojalá fuera buena onda, amable o buen samaritano y me lo devolviera. Estaba en eso y me doy cuenta que el bolsillo chico de mi cartera estaba roto, pero sólo el forro, así que el teléfono estaba entre éste y el exterior de la cartera. Después del susto quedé toda tiritona de la sola idea de haber perdido el famoso aparato. Obviamente lo primero que hice cuando llegué a mi casa fue coser (ultrarreforzadamente) el mentado forro del bolsillo.

3. Que es chico el mundo!!!

Hoy descubrí 2 hechos que me confirman este "disho popularsh":

a) Me enteré que mi compañera de trabajo, mi dupla agrónoma, es amiga desde chica de una prima de mi pololo. Incluso ambas estuvimos en su baby shower este verano. Pero no me acordaba de su cara, y ella tampoco de la mía. Otra cosa que nos pasa es que casi todos los fines de semana carreteamos cerca una de la otra, o en el mismo local, pero nunca nos encontramos o nos vemos.

b) Mañana tengo una entrevista con un cardiólogo de una clínica privada. Lo divertido es que este médico fue "amigo con cover" de una muy amiga mía, hace años atrás. Que conste que yo no elegí la clínica o la especialidad ... fue pura coincidencia!!!

domingo, 21 de octubre de 2007

Locuras por amor

Si hay algo que tengo claro en la vida, es que jamás iría a uno de esos programas mamones como "Pasiones" u otros, donde las personas van a exponer (para Chile y el mundo) sus romances, engaños, historias turbias y ranciedades varias.

Si me mando una cagá nunca iría a la televisión a mostrar mis "locuras por amor" para que me perdonen. Como si no bastara con que tu pareja se enteró que te metiste con otro/a, ¿más encima tienes que publicarlo para todo el que vea el programa? (más los que sepan por comentarios). ¿Eso no será "autofunarse" bastante, digo yo?

Si alguien pasaría o pasó por esta experiencia, cree que es necesaria o ve el programa y se conmueve con las historias, le diré que respeto su opinión y sus gustos, aunque no los comparto. Prefiero reírme con las rarezas piturrientas y pocilgosas del Diario de Eva, programa que tampoco veo, pero me hizo reír por lo menos el otro día que estaba Sergito Freire de jurado en un "concurso de talentos" (Gracias Coté por avisarme).

Aunque parezca insensible con mis palabras, yo también he estado enamorada (y creo que lo estoy ahora) y he hecho algunas cosas que jamás pensé que haría, simplemente "por amor" o enamoramiento. Esos momentos en que tus hormonas, emociones y reacciones fisiológicas superan a tu racionalidad.

Quizás he hecho más cosas de las que recuerdo, quizás mi inconsciente bloqueó algunas imágenes por salud mental, pero si tuviera que hacer un recuento rápido, puedo evocar 2 hechos concretos:

1. Corría el año 2004, en ese tiempo yo pololeaba con un compañero de curso que era el delegado de deportes de la carrera. Obviamente yo lo acompañaba pa todas partes, como los campeonatos de fútbol, vóleibol, básquetbol y todo eso. Un día, había un partido de baby fútbol femenino. Hasta ahí todo bien, pero llegamos al gimnasio y faltaba una integrante pa conformar el equipo, de lo contrario la carrera perdía el partido por no presentarse.

A él no se le ocurrió nada mejor que pedirme (más bien suplicarme) que jugara, aduciendo una serie de argumentos como el honor, el compromiso, el poner la cara por la Escuela, aperrar por él y otras cosas más. Alguien podrá decir (especialmente los hombres) que jugar baby fútbol no tiene ninguna complicación. Pero debo explicar que yo jamás he practicado algún deporte, además de "rayuela corta" y "lucha libre en el ring de 4 perillas". Con suerte he hecho aeróbica y baile entretenido en cierta etapa de mi vida, sólo por recomendación médica (para fortalecer los huesos, según el traumatólogo) y por autocuidado físico y psicológico (terapia entiestrés porque liberas endorfinas), pero pa los deportes con balón soy más que negada, por mi descoordinación motora crónica y todo eso. Hasta estuve eximida de Educación Física en 3º y 4º Medio.

Y al lindo no se le ocurre nada mejor que ponerme en la defensa (además de delegado era el D.T). Yo rezaba (algo que casi nunca hago) para que llegara otra mina de la carrera y me librara del suplicio, pero pasaban los minutos y no me quedó otra que inscribirme como parte del equipo y jugar (o intentarlo). Estaba tan nerviosa que ni siquiera recuerdo contra que carrera jugamos. El pobre árbitro debe haber estado chato porque me tenía que explicar como tirar los corner, los tiros libres y hasta los pases (yo cacho que pensó que yo había llegado a la U por "admisión especial" o por algún "proyecto de integración" ... ¿cómo tan weona la mina?). Porque debo reconocer que es muy distinto ver los partidos de la U (grande el Bulla!!!) o de los Mundiales, que estar ahí en la cancha. Por lo menos ganamos, pero jamás he vuelto a pisar un gimnasio y/o cancha de fútbol y menos volví a pololear con un delegado de deportes ni un deportista.

2. La otra locura por amor se remonta a estos 2 últimos años. He llegado al punto de viajar 2 horas de ida y 2 horas de vuelta sólo para estar 2 horas en Santiago, "comiendo" ... y almorzando también, con mi actual pololo. Todo porque él trabaja allá y una semana me aburrí de verlo sólo los sábados.

Esa vez tuve que hacer el tremendo operativo de coordinación, porque a mi mamá poco le falta para hacerme un seguimiento con GPS para saber donde estoy. Así que conté con la complicidad de mi compañero de tesis pa desaparecer de mi casa desde las 12:00 hasta las 19:00 hrs.

Si eso ya es como mucho, varias veces hice la gracia de viajar en la noche a Santiago y volverme a la mañana siguiente, aprovechando que mi mamá andaba en el Sur visitando a mi abuela. Llegaba como a las 21 hrs. allá, salíamos con mi pololo a recorrer locales varios de Bellavista y otros sectores céntricos (conocí el Liguria y la Fuente Alemana, entre otros), dormíamos escasas horas y me venía, cagada de sueño, con caña y con menos plata, pero feliz.

El año pasado no era tanto sacrificio porque pagaba pasaje estudiante, pero este año estuve 7 meses sin pega y con cada vez menos "dinerrro". Lo peor eran los rollos culposos que pasaban por mi cabeza. Mi pobre madre juraba de guata que yo estaba cuidando el departamento, acostándome temprano y durmiendo con la gata. Afortunadamente nunca fui testigo o protagonista de un accidente u otro hecho noticioso durante el viaje o la jornada de carrete, porque ahí si que me hubiera funado. Tampoco pasó nada en este pobre depto abandonado, y menos mal que la gata no habla, porque me habría denunciado por negligencia, o de puro sapa o envidiosa no más.

Definitivamente he hecho esto y lo haría sólo él. Debo reconocer que esas escapadas han valido la pena absolutamente, porque me permitieron conocer su mundo capitalino antes de mi estadía legal durante agosto.

Aunque yo creo que la mayor locura por amor es estar a punto de cumplir 2 años de pololeo con él, después de tantos años interrumpidos, con términos, reconciliaciones y períodos de prueba. La primera vez sólo faltaban 4 días pa cumplir 2 años y a mí no se me ocurrió nada mejor que terminar la relación. Hasta ahora no tengo motivos (y espero que él tampoco) pa dejar todo hasta acá. Nos costó años de madurez y caídas varias, con sus respectivos aprendizajes, así que no desperdiciaría esta relación por nada del mundo.

Más ahora que me ha dado un nuevo motivo para admirarlo y amarlo aún más. Se supone que uno siempre busca lo que le falta en su pareja, y yo tengo cero capacidad de reacción en momentos inesperados y complicados (en buen shileno, no sirvo "pa sacarme los pillos") lo que a él, definitivamente, le sobra.

Para explicar lo anterior, es necesario que cuente que ayer fui a su casa (la de sus papás en realidad) porque íbamos a estar solos. Obviamente nos juntamos a hacer lo que haría cualquier pareja de pololos que no se ve durante toda la semana y aún mantiene la atracción física, o más bien ha aumentado su nivel de candela, lascivia y lujuria con los años. Resulta que después de "dar rienda suelta a nuestros bajos instintos", nos pusimos a tomar helado y a conversar, así de lo más relajados, respecto a nuestro aniversario y los hechos notables de estos 2 años de relación.

Estábamos re bien, rememorando y evocando nuestras efemérides, metidos en la cama "como Dios nos echó al mundo", "en pelotas" o "en bolas" (en el caso de él) o "en gomas" (en mi caso), cuando sentimos abrir la puerta del depto. ... habían llegado sus papás y a nosotros se nos había pasado la hora y olvidado que llegarían temprano.

Gran culpa de eso la tienen las idas a los moteles, porque ahí te avisan que te tienes que ir, o en el peor de los casos, programas la alarma del celular. Pero en su casa nadie nos avisó que nos teníamos que vestir, nadie nos dijo que podíamos conversar, pero vestidos, porque uno no anda por la vida sin ropa, menos adentro de una cama y sin casarse.

Cuando sentí el ruido de abertura de puerta y las voces de sus papás no atiné a nada, sólo exclamé "conchetumadre...", con cara de estupor, y me tapé con la sábana (como si no fueran a cachar que estábamos en plena conversa post sexo). Pero él (más avispado que nunca) atinó a cerrar rápidamente la puerta, vestirse en un micro segundo y ordenarme que hiciera lo mismo (si no me lo dice aún estaría en "estado de shop", con parálisis corporal).

Su mamá intentó abrir la puerta y él le dijo que estaba ocupado. A los minutos aparecimos ambos, con cara de normalidad y ahí quedó el tema. ¿Habrán cachado algo? No tengo idea y poco me importa en todo caso ... tendrían que ser muy ingenuos pa pensar que en 9 años de conocernos jamás ha pasado nada, incluso hemos dormido juntos cuando me quedó allá y saben que dormíamos juntos en Santiago, pero igual me habría dado vergüenza que me vieran mis suegros o les molestara lo care´raja que somos pa ocuparles el depto. para hacer nuestras "cochinadas".

Mi mamá ha estado a punto de pillarme un par de veces acá en la casa y siempre me he salvado gracias a mi pareja. Sin embargo, esas historias dan para otra publicación ...

miércoles, 17 de octubre de 2007

Las "amiguis"

Siempre me he jactado de ser una mina atípica, o de no encajar mucho en el perfil o estereotipo esperado de una mujer, pero hay una persona que ha logrado sacarme de mis esquemas típicos y he terminado haciendo o pensando cosas que antes creía imposibles en mí.

Dicen que no se valora a las personas o a las cosas hasta que las pierdes, pero yo no esperaré que se me pase la vida por el lado. Así que esta publicación es una especie de homenaje a mi amiga Coté, ya que gracias a ella:

1. Nos hemos juntado en un lugar que antes me cargaba: el mall. No es que ahora adore ese templo del consumismo y la comida rápida, pero ahora lo soporto y ya no me dan los ataques de claustrofobia. Aunque aún no entiendo como es posible que la gente pase horas y horas de su tiempo libre metida ahí dentro, y pueda satisfacer todas sus necesidades (comer, comprar de todo, jugar, ver películas, pasear, etc.). Lo peor son esos padres desnaturalizados que van con los hijos, en vez de ir a la playa, al parque, al Jardín Botánico, a los juegos de las plazas, o a caminar por la ciudad.

2. He tomado cafecitos de más de una luca. Antes sólo gastaba eso por una chela o un combinado (con cueva).

3. Ya no odio el típico vitrineo. Hasta disfruto mirar ropa, zapatos o bolsos que jamás me voy a comprar. Incluso me sorprende que a veces nuestros gustos coinciden, y eso que ella es toda "fashion - glamour".

4. Nos hemos prometido que apenas ella tenga pega y plata nos vamos a comprar de esas nuevas cremas bronceadoras. Yo que tanto tiempo cultivé mi look "Miss hawaian closet" o "bronceado de chupódromo" bordeando lo gótico, gracias a mis no - idas a la playa y mi bloqueador factor 50.

5. Me produzco cada vez que nos juntamos. Onda hasta la ropa interior me combina con la polera y el polerón, y los pantalones me combinan con los zapatos y la cartera. Hasta casi andamos con la misma chaqueta. Me miro al espejo y me desconozco. Yo que era toda "hippie - punk - trash - grunge", ahora paso piola como maniquí de Almacenes París. Aunque a mí no me da los mismos resultados, porque a ella la jotean todos; desde el "longi" que atiende en el bar hasta el vendedor de celulares, pasando por los clientes del chupódromo y el tipo que nos ofrece llevarnos en su auto hasta no sé donde.

6. Odiamos a la misma mina. Ella porque joteó a su pololo descaradamente (es decir, por caliente) y yo porque maltrataba psicológicamente a uno de mis mejores amigos (es decir, por bruja). Aunque somos tan buenas que jamás le haríamos un maleficio, pero hay que reconocer que ella es "mala mujer" jajaja.

7. Hablamos de hombres y nuestros gustos tan diversos. Yo que me estaba cuestionando la existencia porque me gusta Sergio Freire (un negrullito como usted o como yo) y ella me sale con que le atrae el "Kalule Meléndez" ... es que nadie puede poh!!!

Nada más te diré ... gracias Coté por inspirar varias de estas publicaciones y por sobredimensionar mi talento narrativo ... Eso de que debería postular al Club de la Comedia, ¿no será mucho?


viernes, 12 de octubre de 2007

La intolerancia

Hasta hace poco pensaba que era bastante tolerante. En general, no tengo problemas en aceptar diferencias étnicas, religiosas, políticas, sexuales y culturales, y me jacto de no juzgar las decisiones o comportamientos ajenos.

Pero ahora me he dado cuenta que hay ciertas actitudes o rasgos que me molestan de la gente cada vez que soy testigo de ellas. No sé si será el cambio de edad o que ahora que trabajo veo estos hechos más seguido.

De partida, si hay algo que no soporto es el cinismo y la hipocresía. Esa típica actitud del tipo que saluda con un "Hola mi niña, ¿cómo está?"(hasta con cara de amabilidad) y apenas esa persona se va hace todo tipo de comentarios negativos, como "A esta mina la tengo atravesada, me cae tan mal y ella tampoco me pasa".

O esa gente que te encuentra todo bueno y después anda pelando o haciendo comentarios hacia quien no corresponde. O que se hacen los choros, y apenas aparece el jefe le hacen la pata.

Como me gusta ser consecuente, soy de esas personas que no calla lo que piensa, sea positivo, o negativo (siempre aportando alguna sugerencia para que las cosas mejoren), y tengo la buena suerte que mis jefes tienen buena aceptación de las críticas. Hasta ahora mis compañeros de trabajo tampoco me han dicho que les moleste. Yo creo que hay formas para decir las cosas a quien corresponde, de alguna manera que no resulte incómodo. Aunque supongo que en algún momento tanta honestidad para decir las cosas me va a traer problemas, pero para eso hay que observar primero a quien piensas dirigir tus opiniones, y después elegir la mejor estrategia (que a veces puede ser quedarte callada si crees que va a ser peor que hables).

Como he dicho antes, prefiero una verdad incómoda que una mentira agradable. Y las críticas o sugerencias siempre son bienvenidas si te sirven para ir mejorando cada día, en todo tipo de ámbitos.

Otra actitud que me molesta en demasía es la clásica necesidad del "shileno medio" de andar aparentando lo que no es, porque vive pendiente de lo que opinen los demás. Esa obsesión por aparentar que se tiene más plata, a punta de endeudamientos varios, (y gastando la plata que no tienen en autos, ropa, electrodomésticos, cable, nana y otras cosas que de verdad no necesitan) el falsear los datos de tu dirección (me tiene chata la gente de Chilquinta, de Esval y los pacos que andan buscando gente de la población del lado, que no quiere reconocer que vive en un edificio más barato e inferior en infraestructura y entorno), el inventar vacaciones en lugares que nunca han conocido, el inventarse una vida social pa que no los encuentren fomes, los weones que inventan que se han comido o han andado con minas pa que los encuentren más interesantes y así un largo etcétera.

Pa que hablar de las minas que se hacen las cartuchas y "no hablan de ciertos temas" (pero apenas las dejan de mirar, siguen con su "doble vida") ... prefiero pasar por care´raja que hacerme la señorita, si no lo soy. Yo creo que es hora de hacernos un buen psicoanálisis como país, y que nos asumamos de una vez.

Otra cosa que no entiendo es la manía de la gente de andar clasificando a las demás personas. Yo pienso que lo hacen porque buscan seguridad en sus prejuicios y estereotipos. Juzgan a los demás sin darse la oportunidad de conocerlos, por su simple apariencia o primeras impresiones; o te encasillan de acuerdo a la música que escuchas, las series que te gustan, la ropa que usas, las películas que ves, tu corte de pelo, los locales que frecuentas, el lugar donde vives, si lees o no (y lo que lees), lo que haces en tu tiempo libre, etc.

Incluso no entiendo esa necesidad de insistir en que los diferentes estilos no se pueden mezclar. Por ejemplo, ¿hay algún problema en que escuche rock latino, electro pop, grunge, salsa, música cebolla, trip hop, brit pop, Inti Illimani, Pink Floyd y cualquier canción que escuche en la radio y simplemente me guste? Considerando que puedo disfrutar de todo lo anterior con las mismas ganas y devoción. ¿Cuál es la idea de pensar que si elegí una opción no puedo tomar las otras, disfrutar y apreciar todo en su diversidad? No creo que eso signifique problemas de identidad. Incluso encuentro medio adolescente esa frase "Ay, ¿cómo te puede gustar eso?"

Lo que desde chica me ha dado risa, es el tema de la ropa o del pelo.
Me explico:
1. Si andas con traje 2 piezas, eres secretaria o vendes seguros.
2. Si te pones ropa manchada o suelta, eres hippie.
3. Si usas lentes, eres intelectual.
4. Si andas con ropa deportiva, estudiaste Educación Física.
5. Si te pones ropa negra o de encaje, eres gótica.
Antes me pasaba que me gustaba usar ropa oscura y ajustada y "era punk" jajaja
6. Si te cortas el pelo con chasquilla, te vistes medio colorinche y te gustan los dibujos animados, eres pokemona ... no soy pokemona, ya? ¿Hasta cuándo?
¿Y si quiero jugar y "disfrazarme" todos los días, porque me dieron ganas no más?

Y pa terminar con mi descarga, reconozco que es una manía, pero no entiendo que personas que han estudiado 12 años en el colegio y 5 (mínimo) en la Universidad, escriban con faltas de ortografía. Menos si estudiaron carreras humanistas, donde se supone que leyeron toneladas de fotocopias de textos densos. ¿O es que acaso la gente no se fija en lo que lee? ¿O la culpa será del corrector ortográfico de Word que te hace la pega?

Asociado a lo anterior, también me carga esa gente que se queda estancada y no le interesa aprender nada más aparte de lo que ya saben. O se quedan enfrascadas en lo que estudiaron o no les atrae la idea de superarse, de pura flojera o porque se cierran a ciertas cosas ¿Por qué no expanden su horizonte? No sé si seré yo la mal enfocada, pero para mí la vida no vale la pena si no aprendes algo nuevo cada día o no vas superando diferentes obstáculos, por pequeños o enormes que sean.

jueves, 11 de octubre de 2007

Cosas que pasan a los 25

Desde que cumplí 25 me han pasado cosas nuevas, o raras como:

1. Me han dicho varias veces que ya no tengo "cara de niñita", de un día para otro ahora tengo cara de adulta. Incluso hay gente que me dejó de ver un tiempo y ya no me reconoce en la calle ... será para tanto? o estarán exagerando?

2. En una semana me dijeron 4 veces "señora": en el colectivo, afuera de mi casa, en un negocio y por teléfono.

Debido a los 2 hechos anteriores, creo que estoy padeciendo de alguna variación del Síndrome Peter Pan. No tengo todos los síntomas, pues soy una persona bastante segura de mí misma, con buena autoestima, alto sentido de la responsabilidad, cumplo mis compromisos y tengo relativo éxito en mi trabajo. Es decir, laboralmente no presento rasgos de infantilismo, pero reconozco que físicamente no quiero representar la edad que tengo. Últimamente he descubierto, y con mayor frecuencia, que me visto como adolescente, tomo como adolescente, carreteo como adolescente y hasta ando más relajada que antes en la pega. Al punto de andar tomando en brazos a las guaguas, perros, gatos y todo lo que me ofrezcan en las visitas domiciliarias, o andar persiguiéndome con cabros chicos ABC1 en las tiendas de ropa ... o será que tengo mi lado lúdico muy desarrollado?

Lo otro que me pasa es que cuando estaba en los primeros años de la U, pensaba y planificaba que apenas terminara mi carrera y trabajara, me iba a ir de la casa, me iba a casar y tener hijos
(hasta les había elegido nombres, toda una Charlotte York de Sex and the City). Ahora no me veo haciendo nada de eso, por lo menos en el futuro inmediato. Lo único que quiero es ahorrar plata y disfrutar el resto, con mi clásico estilo de vida de ricos y famosos. Por ahora no me interesa pagar cuentas, deudas, arriendos, ni preocuparme de lo que voy a comer mañana, ni menos de otras personas. Ya ni siquiera me molesta el "Manual de Carreño para señoritas" que inventa mi mamá cada día, con sus normas, reglas, horarios y demases.

Otras cosas que me han pasado son:

3. Desde que estoy trabajando me he acordado demasiado de aquella vez que el psicólogo de la institución donde hice mi primera práctica se despidió de mí con las siguientes palabras (chanta de su parte porque después nos seguimos viendo y escribiendo): "Mira Flancisca, te deseo mucha suerte en tu vida profesional, pero lo único que te pido es que no te conviertas en la Asistente Social clásica: fea, guatona, amargada, frígida y lunar con pelos". Me dejó tan traumada con la frase, que aún no la olvido (y eso que me lo dijo el 2004), así que lucho cada día por no transformarme en todo eso y ser cada día más flaca, regia, feliz, multiorgásmica y depilada, jajaja.

4. Hacerme amiga de mi jefe, al punto que me invite a un happy hour a un local cuico y caro, descubramos que tenemos puntos en común y me revele parte de sus "secretos" ... y eso que tiene hartos años más que yo, pero por alguna extraña razón le caigo bien.

5. Tener (por fin) una relación normal con cierta persona a quien me sometí de manera patológica o de quien fui dependiente por mucho tiempo. Incluso lo vi tan frágil, vulnerable, solo y con todas sus culpas encima, que hasta me dio un poco de lástima o preocupación.

6. Por fin he sentido el reconocimiento laboral y la recompensa a tanta rigurosidad, responsabilidad y compromiso que pongo en todo lo que hago. En un lugar se concretó en cierto dinero extra a mi remuneración, y en otro (mi pega freelance) que me siguieran llamando por que "tienen buenas referencias de mí" y que hasta le hayan informado de mi brillante desempeño a la persona que me recomendó.

7. Si antes me cargaba todo lo que no fuera 100% urbano, ahora sueño con una cabaña alejada de civilización, en Horcón o donde sea. Una especie de refugio para desconectarme de todo y de todos (sólo la compartiría con cierta persona demasiado especial) y ojalá que me permita contactarme con la naturaleza ... podría ser una comunidad ecológica o una eco-aldea? (pero no en Pirque).

8. Lo último raro que me ha pasado es que nunca me había gustado un "moreno oscuro" (por no decir negro), onda"shileno medio" ... pero debo reconocer que el motivo más fuerte y consistente que tengo para ver "El Club de la Comedia" es Sergio Freire. Mi sueño es que me baile como El General o me haga alguna performance como El Encuestador. Es el único hombre que me hacer reír a carcajadas durante la semana. Incluso podría escuchar sus monólogos durante horas sin aburrirme. Mientras más lo miro, más atractivo lo encuentro ... el gusto por los hombres también se irá cambiando con los años?

Por todo lo anterior ya dejé atrás la angustia y rebeldía que caracterizaban mis escritos anteriores a mi primer trabajo profesional. Reconozco que me he vuelto más "mamona" y menos crítica para escribir, pero es resultado de la tranquilidad y satisfacción emocional y económica que siento en este momento.