miércoles, 17 de octubre de 2007

Las "amiguis"

Siempre me he jactado de ser una mina atípica, o de no encajar mucho en el perfil o estereotipo esperado de una mujer, pero hay una persona que ha logrado sacarme de mis esquemas típicos y he terminado haciendo o pensando cosas que antes creía imposibles en mí.

Dicen que no se valora a las personas o a las cosas hasta que las pierdes, pero yo no esperaré que se me pase la vida por el lado. Así que esta publicación es una especie de homenaje a mi amiga Coté, ya que gracias a ella:

1. Nos hemos juntado en un lugar que antes me cargaba: el mall. No es que ahora adore ese templo del consumismo y la comida rápida, pero ahora lo soporto y ya no me dan los ataques de claustrofobia. Aunque aún no entiendo como es posible que la gente pase horas y horas de su tiempo libre metida ahí dentro, y pueda satisfacer todas sus necesidades (comer, comprar de todo, jugar, ver películas, pasear, etc.). Lo peor son esos padres desnaturalizados que van con los hijos, en vez de ir a la playa, al parque, al Jardín Botánico, a los juegos de las plazas, o a caminar por la ciudad.

2. He tomado cafecitos de más de una luca. Antes sólo gastaba eso por una chela o un combinado (con cueva).

3. Ya no odio el típico vitrineo. Hasta disfruto mirar ropa, zapatos o bolsos que jamás me voy a comprar. Incluso me sorprende que a veces nuestros gustos coinciden, y eso que ella es toda "fashion - glamour".

4. Nos hemos prometido que apenas ella tenga pega y plata nos vamos a comprar de esas nuevas cremas bronceadoras. Yo que tanto tiempo cultivé mi look "Miss hawaian closet" o "bronceado de chupódromo" bordeando lo gótico, gracias a mis no - idas a la playa y mi bloqueador factor 50.

5. Me produzco cada vez que nos juntamos. Onda hasta la ropa interior me combina con la polera y el polerón, y los pantalones me combinan con los zapatos y la cartera. Hasta casi andamos con la misma chaqueta. Me miro al espejo y me desconozco. Yo que era toda "hippie - punk - trash - grunge", ahora paso piola como maniquí de Almacenes París. Aunque a mí no me da los mismos resultados, porque a ella la jotean todos; desde el "longi" que atiende en el bar hasta el vendedor de celulares, pasando por los clientes del chupódromo y el tipo que nos ofrece llevarnos en su auto hasta no sé donde.

6. Odiamos a la misma mina. Ella porque joteó a su pololo descaradamente (es decir, por caliente) y yo porque maltrataba psicológicamente a uno de mis mejores amigos (es decir, por bruja). Aunque somos tan buenas que jamás le haríamos un maleficio, pero hay que reconocer que ella es "mala mujer" jajaja.

7. Hablamos de hombres y nuestros gustos tan diversos. Yo que me estaba cuestionando la existencia porque me gusta Sergio Freire (un negrullito como usted o como yo) y ella me sale con que le atrae el "Kalule Meléndez" ... es que nadie puede poh!!!

Nada más te diré ... gracias Coté por inspirar varias de estas publicaciones y por sobredimensionar mi talento narrativo ... Eso de que debería postular al Club de la Comedia, ¿no será mucho?


4 comentarios:

JM dijo...

Hola,

Creo que es un gran momento cuando uno puede hacer conciencia de los cambios propios sin cargo de conciencia. Cuando la vida parece centrarse.

Leí tus dos artículos más recientes; veo que el tiempo y el espacio te han dado algunas señales interesantes. Al parecer, te han transformado en una persona más plena de lo que eras hace unos 8 meses. De lo contrario, ¿cómo se explica que una persona te confiese que siente cosas por Kalule?

En lo personal, continúo siendo bastante intolerante con los malls; suelen deprimirme un poco, debido a las personas. Ver a tanta gente perdida en la vida me da ira/pena, por que voy sólo en casos MUY puntuales, y dudo que más de 3 veces en un mismo año.

Sin embargo, juntarse con un amigo a tomarse un chocolate caliente de $1.500.- aparece hoy como una opción atractiva.

OK, no lateo más. Quedas cordialmente invitada a mi blog, tal vez haya algo que te guste.

Saludos,
JM

Anónimo dijo...

No me gustan los mall como concepto pero me gusta ir a las tiendas a vitrinear ropa, zapatillas u tonteras que como bien dices, jamás me compraré (como esa guitarra eléctrica que me ve pasar y me hipnotiza diciéndome "llévame, llévame...)

Lo otro bueno que tienen son los cines, aunque con esos precios y las nefastas promociones del club de lectores del Mercurio... ufff...

Un día tenemos que ir a Happyland, te juro que cambiará tu percepción ja, ja, ja, ja... Te amo mucho

pOLoLo

JOSE MIGUEL LAGOS dijo...

solo dire que deberia conocer a aquella cote que hace que me entretengas tanto rato a la semana.-

JOSE MIGUEL LAGOS dijo...

solo dire que deberia conocer a aquella cote que hace que me entretengas tanto rato a la semana.-