Apego

En estos momentos mi mejor amigo de la Universidad y "partner" de muchos trabajos, sesiones de estudio, carretes y sobre todo, de interesantes conversaciones acompañadas de una rica chelita, un helado o un completo (según la ocasión y el bolsillo) está en Barcelona, por motivos de trabajo. De más está decir que está disfrutando toda la diversidad y riqueza socio-cultural en la que está inmerso. Es tanto su entusiasmo y nivel de goce ante la novedad que me llegó a decir por MSN "de verdad junta plata y trata de venir a Europa. Lo merece absolutamente, te das cuenta lo tremendamente reducido que es nuestro universillo chileno-porteño..."

Sinceramente, la idea suena demasiado seductora, e implicaría hacer un montón de cosas por primera vez en mi vida. ¿A quién no le fascinaría poder viajar a otro país, en otro continente, con ese montón de paisajes, construcciones, calles, monumentos y lugares de entretención a los cuales sólo hemos accedido mediante postales, revistas, fotos, películas y documentales? Mención aparte es toda la geografía humana y socio cultural. Esa "amalgama híbrida" de idiomas, razas, estilos de vida, costumbres, comidas, manifestaciones culturales y leyendas, además de las facilidades para trasladarse de un país a otro, olvidando las trabas aduaneras y limítrofes que tanto dificultan conocer Latinoamérica de la misma manera.

Este hecho concreto hace que por millonésima vez me pregunte si alguna vez romperé el cordón umbilical y el fuerte apego que tengo con mi mamá, mi casa, esta ciudad y las relaciones importantes que tengo en mi entorno cercano. Ni siquiera quise postular a Servicio País para no moverme de la Región o más allá de Santiago ... no sé si podría estar casi un año desconectada, sobre todo de mis intensos y consolidados afectos.

Siento que muchas veces este apego ha sido un impedimento para expandir mis fronteras geográficas, mentales y sociales. Siempre he admirado a esas personas que corren riesgos, desconociendo mayores detalles de lo que les espera, que tienen la fortaleza de cumplir sus metas y sueños, no importando la cantidad de seguridad emocional, económica y material que deban sacrificar. Incluso adaptándose a las barreras idiomáticas y climas adversos. Como mi amiga "C.E" que se fue de intercambio a Alemania por varios meses, siendo que apenas sabía decir "küchen" y antes ni siquiera había estado en la "Fuente Alemana", jaja.

Ahora existen innumerables oportunidades de viajar, auspiciado por alguna beca, para realizar estudios de pre y post grado, incluso trabajar. La Universidad en la que estudié tiene bastantes convenios con casas de estudio españolas y mexicanas. Académicamente creo que cumplía con los requisitos, pero siempre encontraba una excusa para no postular. Ahora me doy cuenta que ninguna era demasiado válida y que al fin tuve que reconocer que es mi cobardía a enfrentar lo desconocido, y más que nada a enfrentar sola el mundo ... creo que soy demasiado dependiente de las comodidades materiales y de las personas que me entregan su afecto, apoyo, cariño y comprensión.

¿Conseguiré cambiar esta situación o será otra de las cosas de las cuales me arrepienta toda la vida por haberme quedado con las ganas? Sólo el tiempo lo dirá ...